viernes, 30 de octubre de 2009

MITOS Y LEYENDAS ALREDEDOR DE LA ÓPTICA

“No me pongo las gafas porque si no me acostumbro y es peor”, “Me han dicho que si me pongo estas lentes me voy a marear”. “Yo es que tengo estrabismo porque de pequeño jugaba a ponerme vizco”… Todas esos mitos los hemos oído en alguna ocasión. Hay un gran desconocimiento por parte de la gente en general e incluso personal sanitario en particular sobre cosas relacionadas con la visión. Después de varios años trabajando en ópticas ves a muchos pacientes y muchos de ellos son médicos o enfermeros, y ves como siguen pensando cosas del arraigo popular, de las abuelas o mamás, muchas de ellas sin fundamento o simplemente que no son ciertas. A pesar de eso, algunas son ciertas pero habría que aclarar en qué punto y donde rotundamente no. La información es poderosa, sobre todo para desmentir cosas que ya formaban parte de nuestra cultura. Si conseguimos separar la paja del heno, será más fácil detectar posibles problemas o simplemente servirá para quedarnos más tranquilos.

MITO: Si necesito gafas es porque tengo los ojos mal. Acabaré quedándome "ciego".

REALIDAD: Aunque le suene a más de uno muy fuerte, dicho así, la verdad es que es de las más recurrentes. Cuando lo que tenemos son únicamente ametropías (que es el nombre de los defectos de refracción, es decir, aquellos que se corrigen con lentes correctoras, como son la miopía, hipermetropía y astigmatismo) nuestro ojo no está enfermo. Los ojos están perfectamente sanos, sólo necesitan una pequeña corrección. O acaso le damos importancia a tener una oreja más alta que la otra? (otra cosa que se ve al ponerse gafas por primera vez) En todo momento, lo importante es tener buena visión, independientemente de necesitar más o menos graduación.

MITO: Me esta creciendo la graduación. Tengo un problema grave y tengo que ir al oftalmólogo a que me cure.

REALIDAD: El hecho de que crezca la graduación de forma leve no significa necesariamente que se tenga una enfermedad. La salud ocular no tiene porqué estar relacionada a la graduación, en su inmensa mayoría. Sí que es cierto que existe una enfermedad llamada miopía magna en la que si que hay unas subidas importantes en el valor de la miopía. Esta enfermedad se detecta desde la lactancia. No hay que confundir esto con subidas de graduación leves, en épocas de mucho estudio o cuando se está creciendo. El ojo, durante su desarrollo, puede cambiar desde los 6 hasta los 22 años, aunque la graduación puede cambiar hasta los 30. En cualquier caso lo mejor es consultar con tu óptico para saber si la subida está relacionada con causas ambientales que se pueden corregir, incluso con ejercicios específicos que pueden detener esa progresión. La clave está en exámenes periódicos de la vista y en hacer todas las preguntas que se quiera a tu profesional de la visión.

MITO: No hace falta revisarse la vista mientras vea bien. Lo haré cuando sea mayor.

REALIDAD: Muchos de los problemas más graves de la vista no cursan con pérdidas evidentes de visión. Cuando se tiene mala agudeza visual, muchas veces no se sabe simplemente porque “se esta acostumbrado a ver mal”. Hasta que no se le hace un buen examen visual no se detectan muchos problemas que para nosotros pasaron inadvertidos, e incluso evitar muchas molestias que no relacionábamos con la visión.
Además, muchas de las enfermedades de la vista pueden ocurrir en cualquier momento y un diagnóstico precoz es clave para evitarlo. Por ejemplo, quienes tengan antecedentes familiares o predisposición anatómica, pueden desarrollar glaucoma, enfermedad que puede provocar ceguera, el cual no da señales hasta cuando está muy avanzado. Se insiste con los exámenes regulares para que no haya ningún problema.

MITO: Siempre me ha dolido la cabeza. Pero eso no tiene que ver con la vista.

REALIDAD: En este caso puede sorprender, pero la gran mayoría de los síntomas astenópicos de la actualidad (dolor de cabeza, picor de ojos, malestar…) están relacionados con la visión en su mayoría. Existen pequeñas ametropías (o no tan pequeñas) que el ojo corrige haciendo un gran esfuerzo, usando el mecanismo de la acomodación para conseguir una visión nítida. Esto implica estar usando continuamente unos músculos internos del ojo, los cuales al cabo del tiempo provocan fatiga ocular que se extiende por toda la cabeza. Detectar esas ametropías puede llevar a que, con simplemente ponernos unas gafas todo el tiempo (o sólo cuando se trabaja la vista en cerca) nos puede evitar una cantidad de síntomas, mejorando nuestra calidad de vida.

MITO: Si te pones gafas, al final el ojo se acostumbra, te haces dependiente de ellas y después pedirá más y aumentará.

REALIDAD: Esta idea es de las más arraigadas y quizás de las más falsas. Si tienes un defecto de refracción y no se pone la corrección adecuada, es cuando corremos el riesgo de que la graduación vaya a más o, mucho peor, que la vista utilice adaptaciones sensoriales para poder ver más cómodamente, como es la supresión (sólo se usa un ojo). Como hemos comentado antes, incluso cuando creemos que vemos bien podemos estar necesitando una corrección para poder equilibrar el sistema visual y no nos provoque problemas en el futuro. La dependencia de gafas no es más que una consecuencia de querer ver bien, en muchos casos hay gente que prefiere ver mal por tal de no usar lentes.

MITO: Como cuando me hice las gafas no veía bien y me dolía la cabeza, dejé de usarlas al ir mejor sin ellas.

REALIDAD: Esto suele pasar muy habitualmente con gente que se pone gafas por primera vez. Lo que ocurre es que el ojo necesita readaptar el sistema visual alterado por una situación nueva. Se podría recalcar junto con el mito anterior a este, el ojo nos “engaña” diciendo que vamos bien y cuando le colocamos la corrección necesita muchas veces de un tiempo de adaptación variable que puede oscilar de uno o dos dias a dos o tres semanas (normalmente no es tanto) Pero lo que si que está claro es que si no se va bien hay que ir a la óptica cuantas veces sean a que comprueben que puede estar mal. Hay muchas cosas ajenas a la propia graduación que pueden provocar esos síntomas, como son el montaje, inclinación de las varillas, medida de la distancia interpupilar, estado de las lentes… incluso que por error se haya colocado la graduación mal. Todo eso puede ocurrir porque somos personas humanas que se pueden equivocar y que siempre reconocerán su error y tratarán de solucionarlo. Por eso el error es no acudir a la óptica a decirlo.

MITO: Si un niño se pone bizco con frecuencia (jugando), sus ojos pueden acabar quedando así.

REALIDAD: Este es uno de los mitos más comunes transmitidos de madre a hijo y casi todos los hemos oído. El estrabismo es la pérdida de paralelismo de los ojos, que puede estar provocado por un problema funcional, muscular o neuronal. Los dos ojos no miran hacia una misma dirección, lo mismo que ocurre cuando nos ponemos bizcos. Sin embargo, el estrabismo no se causa por poner los ojos de esta manera, esto sólo hace que los músculos extraoculares hagan un esfuerzo momentáneo grande, pero luego se vuelve a quedar como estaba. Sin que se parezca en nada, se podría comparar con que si nos abrimos en exceso de piernas no podremos cerrarlas en un momento dado. Las causas del estrabismo deben de ser controladas por el especialista de la visión binocular, que en la mayoría de las veces es tu óptico de confianza. Cuando haya algún problema serio con este estrabismo se atenderá para remitir a un oftalmólogo, que hará el tratamiento oportuno.

MITO: Lo mejor para la vista son las zanahorias. Hay que comerlas para tener buena vista y, si las comes, no tendrás problemas.

REALIDAD: Aunque es verdad que las zanahorias son ricas en vitamina A, que es fundamental para la vista, hay muchos otros alimentos que son ricos en esta vitamina (por ejemplo, los espárragos, los albaricoques, las nectarinas, la leche, el huevo, la mantequilla, los cereales, la calabaza, el brócoli, las espinacas…). La carencia de ésta dificulta ver en la oscuridad, y en casos extremos, provoca ceguera nocturna. Sin embargo, el consumo en exceso de esta vitamina puede ser dañino. Por tanto, la mejor alimentación para la vista es una buena dieta equilibrada.

MITO: Después de operarte de cataratas, puede suceder que se te ensucie la lente y haya que limpiarla.

REALIDAD: Este es una “mentira piadosa” extendida desde hace unos años en el colectivo de oftalmología, para no alarmar al paciente. Lo que en realidad ocurre a los años de operarte que te provoca mala visión es una catarata secundaria, normalmente en la cápsula posterior (que es la que se queda intacta tras la operación). La intervención, eso sí, no es el mismo tipo que la que se realizó la primera vez, sino mucho más simple. Sólo se limpia la catarata posterior, dejando la visión perfecta. Sí que puede pasar que se le adhiera material opacificado a la lente intraocular, en cuyo caso se sustituye por otra (un procedimiento habitual).

MITO: Las lentes de contacto se pueden perder detrás del ojo, o fusionarse con tu ojo.

REALIDAD: La primera idea está muy extendida por la gente en general que desconoce el tema. Es completamente falso y físicamente imposible. Existe una membrana que cubre el ojo en su superficie anterior (conjuntiva) que conecta el ojo con el interior del párpado, por lo que haría de “barrera” por si se va la lente del centro. Lo que es muy complicado, ya que la lente se recoloca sola en el centro por sí sola (a no ser que se pliegue, que tampoco suele ser común que se quede así porque la gran mayoría de las veces se sale sola del ojo) Casi no habría que explicar lo de que se fusione con el ojo. Es una leyenda típica de alguien que se le ha caído la lente y, al no encontrarla, no encuentra otra explicación.

MITO: Para poder ponerse unas lentes de contacto hay que esperar a que tenga una edad mínima, para evitar dañar los ojos. En gente mayor es peligroso.

REALIDAD: Es falso. Las lentes de contacto no provocan daño si se usan adecuadamente y respetando las normas de higiene y las reposiciones pertinentes. Los niños no tienen contraindicado usar lentes de contacto. Lo que sí es cierto es que necesitan un grado de responsabilidad y realizar una serie de rutinas que son imprescindibles para que no haya ninguna complicación. Nos sorprenderíamos de lo bien que aprenden los niños comparado con muchos adolescentes que ya tienen una “edad prudente”. En cuanto a los mayores, no es peligroso en absoluto, sí que es verdad que hay que vigilar de forma más exhaustiva las superficies oculares, y vigilar la sequedad ocular que pueda llevar problemas de adaptación.

MITO: Sabiendo las lentes de contacto que me llevé la última vez, puedo pedirlas de cualquier forma sin problemas, ya que las llevo bien.

REALIDAD: Esta es una práctica muy común en usuarios de lentes de contacto que, tras la primera adaptación, se busca las lentes por Internet y las compra así durante años. Es cierto que puede que no varíe ni la graduación ni el tipo de lente que se necesita, pero esta práctica puede resultar peligrosa si no tiene un examen ocular periódico. Se pueden pasar por alto problemas que al principio pudieron pasar inadvertidos o que aparezcan después. Para el cuidado de su vista lo mejor es ponerse en manos del especialista y ver las lentes de contacto como productos sanitarios y no como calcetines. Advertir también de la compra de lentes de contacto de colores fuera del canal obligatorio que es pasar por la óptica para que le vea el profesional de la visión.

MITO: Lo mejor para la conjuntivitis son lavados con manzanilla.

REALIDAD: Esta es una práctica muy común desde nuestras abuelas. En cualquier caso, siempre que se tenga cualquier problema o molestia ocular lo mejor es acudir al especialista para que le haga un diagnóstico y le de un tratamiento. Para empezar, la gran mayoría de los problemas oculares empiezan con síntomas similares a los de la conjuntivitis. Por lo que primero tendríamos que tener un buen diagnóstico. Lo que sí que es cierto es que la manzanilla tiene propiedades calmantes que no son dañinos para los ojos (realmente no cura pero sí alivia los síntomas) aunque el agua utilizada tiene que estar previamente calentada para así matar los gérmenes, además de usar agua de botella que respetará mejor el pH de la lágrima (aunque no sea el mismo, es mejor que el agua del grifo). Decir que la manzanilla tiene que ser aunténtica, no la que distribuye en sobres para infusiones.

MITO: Si se me caen las lentes al suelo, podemos enjuagarlas con saliva o con agua del grifo, hasta que podamos ponerlas en líquido. Si se rompen, hay que llevarlas no demasiado tiempo para que no irrite.

REALIDAD: Estos sólo son unos ejemplos de no respetar las normas de higiene, como llevar las lentes más días de lo acordado (incluso meses), o no cambiar el líquido todos los días. Sólo porque la primera vez no pasó nada no quiere decir que no pueda pasar nada. Concretamente, estas tres son de las más graves: la saliva contiene numerosas bacterias que pueden provocarnos un problema al pasarlas a la lente de contacto, y viceversa (los gérmenes de la lente que pueda estar contaminada del suelo, se pasan a la saliva, por lo que no estamos “lavando” nada la lente). El agua del grifo también contiene bacterias. De hecho hubo una epidemia de Achantamoeba en los Estados Unidos por esta práctica, haciendo aumentar los controles de calidad y pasando la mayoría de los portes a quincenales como máximo. El ponerse las lentes rotas es muy peligroso, hay que desecharlas al notar la molestia.

MITO: Usar mucho los ordenadores o ver mucha televisión perjudica la vista.

REALIDAD: En realidad, los ordenadores por sí solos no son los causantes de ningún problema, ya que se ha demostrado que la radiación que emiten las pantallas es ínfima (comparada con las antiguas pantallas que sí que la emitían) al igual que los modernos televisores. Ahora bien, si no se utilizan debidamente sí pueden derivar a otros problemas como sequedad ocular, derivado del menor parpadeo delante de las pantallas, que se reduce casi 10 veces menos de lo habitual (habría que aprender a parpadear con más frecuencia o usar lágrimas artificiales). También pueden provocar fatiga, que a su vez puede provocarnos mala visión de forma reversible (llamada pseudo-miopía), que incluso si no se reduce el stress visual convenientemente puede llegar a conducir a una miopía estable. Esto último se discute en la actualidad, ya que hay quien defiende que la miopía no es una consecuencia sino que ya se tenía el problema refractivo y el ordenador y la televisión lo ha manifestado o empeorado. Lo mejor en estos casos es seguir unas normas de higiene visual que prevengan de futuros problemas, como dar descansos cada cierto tiempo (10 minutos cada hora), no fijar continuamente en un punto durante horas seguidas o ser conscientes de los objetos que rodean a la pantalla.

MITO: Las gafas de los mercadillos son inocuas, yo las uso y no tengo ningún problema. En la playa es cuando hay que tener más cuidado, porque es donde más daño hace el sol, y las de leer me resuelven todos mis problemas de cerca.

REALIDAD: Hay que tener mucho cuidado con las gafas de los puestos ambulantes. Numerosos estudios recientes nos desvelan la insuficiente protección que otorgan estas lentes, siendo mucho más peligrosas cuanto más oscuras son (las pupilas se dilatan a falta de luz, por lo que entra el doble de radiación dañina). Se podría decir que es mejor no llevar nada que llevarlas. En la playa y en cualquier sitio se necesitan proteger la vista de los rayos utravioleta, ya que existe el problema todo el año, incluso en días nublados (aunque es verdad que en verano los rayos son más perpendiculares y, por tanto, más peligrosos) La exposición sin protección a estos rayos son un factor de riesgo para el desarrollo de quemaduras en ojos, conjuntivitis, daño en cornea y retina, así como el desarrollo de degeneración macular y cataratas. Esta creencia de sólo usar gafas de sol en la playa se parece a la de echarse crema protectora bronceadora de alto factor. En cuanto a las gafas premontadas de mercadillo: No son gafas personalizadas que corrijan los problemas, quizás sólo creamos que vemos bien. Estas gafas tienen una graduación igual en ambos ojos y además sólo esférica (no corrigen astigmatismo). No es tan frecuente que se tenga la misma graduación en los dos ojos y sin astigmatismo. Por lo que lo mejor es que se pase por la óptica a que se le haga un buen examen visual.

MITO: Ponerse demasiado cerca del televisor es malo para los ojos de los niños.

REALIDAD: Los ojos de los niños tienen una alta capacidad de enfocar incluso de cerca, al tener mucha amplitud de acomodación. Por lo que se fatigan menos que los ojos adultos. Ahora: Suele ser un indicador de que se tiene miopía, al igual que ver como guiñan los ojos y si inclinan la cabeza hacia delante. Los miopes no suelen quejarse nunca de mala visión (no sabe lo que es ver bien) por lo que si se ve este tipo de cosas hay que llevar al niño a que le mire un especialista de la visión.

MITO: Leer con poca luz causa daño permanente en los ojos.

REALIDAD: Este mito sí que se ha extendido mucho tiempo. No se ha encontrado evidencias de problemas graves en la salud ocular al leer con poca luz, ahora, lo que sí que es verdad es que el ojo lo sometemos a una gran fatiga visual que tenemos que evitar.

MITO: La masturbación provoca ceguera…

REALIDAD: No hay ningún estudio sobre esto, aunque seguro que si sale no será por voluntarios que se presenten a las pruebas jajaja

Hay muchos más, pero claro, no se pueden incluir todos aquí. Lo que sí se puede decir es que lo más sencillo cuando se tenga alguna duda, aunque pensemos que es una tontería, lo mejor es consultar a tu óptico de confianza que siempre te resolverá la duda sin ningún problema.
Por lo pronto ya lo dejamos aquí. Un saludo y hasta la próxima.

miércoles, 21 de octubre de 2009

LOS AVANCES MÁS INCREIBLES HACIA EL OJO ARTIFICIAL

Muy buenas a todos. Últimamente no paran de llegarme noticias de todo tipo de avances que hacen sustituir el ojo humano por otras partes del cuerpo, hasta incluso de un primer modelo de "ojo artificial". Quien sabe si en un futuro se cumplirá lo que nos relataba Isaac Asimov en sus obras sobre robots, como el del relato "El Hombre Bicentenario", donde un robot positrónico sufre un accidente, tras el cual toma consciencia de sí mismo e inicia una lucha en pos de ser cada vez más humano, para lo cual inventa todos los órganos humanos artificiales...

En los casos que son prótesis biológicas (como el diente o la lengua) se valen de partes del cuerpo para colocar una mejora para llegarle imformación a la retina sana, y en el otro tipo de casos se trata de un dispositivo que capta la luz, otro que lo procesa y otro que lo envía directamente a retina. El caso de la lengua es más complejo, porque el ojo en este caso no actúa para nada.
  • Utilizan un diente como soporte para implantar una lente en el ojo de una estadounidense
Cuando a Sharron Thornton le dijeron que estaba perdiendo el ojo por culpa de su enfermedad, llamada Síndrome de Stevens-Johnson, no imagión que al cabo de unos años le dieron cita para darle una solución. No imagino la cara que pondría al oír de su oftalmólogo del Instituto Oftalmológico Bascom Palmer de Miami que le van a retirar un colmillo de su cuerpo, se lo van a implantar en el pecho y al cabo de un tiempo (unos seis meses) se lo van a colocar en el ojo para que pueda ver. Por increíble que parezca, así fue como se realizó esta delicada operación, llamada "osteo-odonto queratoprótesis modificada".

Aunque se lleva haciendo desde varios años (sobre todo en Japón), es una técnica en desuso, ya que cada vez es mayor el uso de ojos protésicos (uno de los más famosos es la prótesis de Boston) en su lugar (o al trasplante de córnea si el pronóstico es mejor). Ahora bien, en este caso fue mejor aplicar dicha técnica ya que para poner la prótesis es preciso tener una superficie de apoyo con suficiente hueso y cartílago para poder sujetarlo bien. Se puede ver un vídeo representativo de la operación y la noticia más extendida en este enlace (vía elmundo.es).
  • Lentes de contacto con circuitos incorporados para ver como 'cyborgs'.
Aunque aún están experimentando con conejos, no será muy diferente el futuro de aquella visión de Terminator, con todo tipo de datos conforme se hace barrido de las imágenes. Ya que se está investigando unas lentes de contacto que generan unas imágenes virtuales que se superponen a lo que ya vemos, funcionando con pequeños LEDs y transmitiendo con baja frecuencia. El principal escollo que tienen que salvar los investigadores es el de poder poner dicho material en contacto con el ojo.

De momento no se habla mucho más del funcionamiento de dichas lentes, pero se me ocurren un montón de aplicaciones (simplemente con que trabajen en un entorno similar al de iPhone, el famoso Android. De momento se habla de aplicaciones de salud, aunque no me extrañaría que este tipo de inventos son fruto de la investigación armamentística. Puede verse la noticia aquí (vía rtve.es).
  • Un soldado británico recuperará la vista a través de su lengua.

Quizás la noticia más sorprendente que haya oído sobre el tema. Por lo visto, se trata de un dispositivo con una cámara instalada en unas gafas de sol, luego va a un aparato que codifica la señal visual y la transforma en un impulso que va a una especie de "piruleta", el sujeto que la tiene interpreta este nuevo "sabor" como imágen. Un leve cosquilleo, como dice el portador de dicho invento: un soldado inglés que perdió la vista en la guerra. Para poder "saborear la imagen" se necesita cierta práctica, y parece ser que el sujeto ya consigue distinguir objetos tales como mesas, sillas, personas moverse... Si se desarrolla el invento es todo un logro de la ciencia. Se puede ver más aquí (vía elperiódico.com).
  • Medicina casi de ciencia ficción: Ojos biónicos.

Un hombre que llevaba más de 30 años sin ver, ha recuperado la vista gracias a un ojo biónico. Así como suena, que ya parece ciencia ficción. El prodigio, llamado Argus II, fue implantado en el ojo de Ron, el cual perdió su visión por culpa de una Retinosis pigmentaria. El prodigio en sí es la retina artificial que se le implantó, y luego dispone de un sistema que hace de "ojo humano. El sistema está formado por una cámara en unas gafas de sol y un procesador de vídeo que captan lo que el paciente ve y lo convierten en señales eléctricas, todo ello de manera inalámbrica.

Dichas señales son enviadas a la retina artificial y ésta a su vez estimula, por medio de electrodos, los nervios residuales de la retina, mediante un delgado cable que entra por un lado del ojo a una matriz de 60 electrodos que mide aproximadamente un milímetro cuadrado, la cual es la que va implantada en la retina y es la que se encarga de estimular el nervio óptico.

De momento, las señales que se interpretan son manchas, luces y sombras. Pero ya es todo un logro. Tanto aquí como aquí se puede leer más (vía microsiervos y hispamp3)
  • El ojo artificial, un poco más cerca

Y para acabar, hablar de este otro "ojo artificial". Consiste en colocar un microchip en una prótesis ocular, directamente en retina, estimulando los nervios ópticos y se complementa con un par de gafas en las que hay instalada una pequeña cámara. Las gafas además disponen de unas pequeñas bobinas que transmiten energía eléctrica y datos de lo captado por la cámara al chip implantado en el ojo. Lo leí aquí (de nuevo microsiervos) , aunque he visto más en inglés aquí y aquí (vía UC Santa Cruz y Wired).

¿Quién sabe cual puede ser el futuro del ojo? quizás la profesión de optometrista en un futuro incluya tener que arreglar estas "maquinitas". Nos vemos pronto.